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viernes, 4 de diciembre de 2009

♥♥♥ Memorias sobre mis gatos♥♥♥

Haber, quién no ha tenido a una mascota a la que ha querido más hasta de lo que uno cree, pues creo que casi todos no?, cada mascota de acuerdo a cada uno, desde perros hasta hurones he visto. Uno les dedica tiempo para pasearlos, jugar, limpiarlos, acordarse de su comida, darselas a su tiempo; parte de nuestra casa que tengan su espacio y hasta a veces todavía se pasan de ese espacio. En fin, la idea es que se vuelven parte en nuestra vida tanto que hasta terminamos hablándoles. Personalmente no soy la excepción, mis mascotas preferidas son los gatos - los adoro - sencillamente me encantan, desde niña siempre he tenido uno en mi casa, siempre recogía uno de la calle pero los muy ingratos una vez grandecitos y lograditos me abandonaban, y eso que los trataba súper bien.

Así fue pasando el tiempo y entonces, me regalaron una gata (Misifusa) - al fin me regalaron una - era una preciosura, era pequeña todavía pero parecía una caja ronreadora, cada vez que la agarraba ronroneaba y era súper juguetona, ahí nomas pasó un tiempo más y me regalaron otra gata (Gringa); Dios mío, se desato la tercera guerra mundial en mi casa porque no se soportaban. Gringa era muy juguetona, se subía por mi cuerpo - ay como dolían esos arañones y me mordía mi pelo y Misifusa celosa ya no quería jugar. Bueno, hasta ahí todo más o menos bien - excepto por la enseñada de dientes que se daban cada vez que se veían, ni comer juntas querían - pasó el tiempo y comenzaron a jugar, pasó más tiempo y llegó la hora, había una docena de gatos machos afuera de mi casa rondándolas, ni encerrándolas puede evitar la multiplicación de masas, y no una vez, sin 1, 2, 3... ay de mí, que mi casa se convertió en albergue de gatos, pero yo ahí feliz con todos. Me daba tanta pena regalarlos, que ahí me quedaba con todos: que ese tiene una manchita, que ese es blanquito, que ese es el más bonito y así no soltaba a ninguno.

Aunque ya obligada por las circunstancia los fui regalando, de uno en uno y una vez fue 9 de porrazo - me dijeron que era para la sierra pero para mi que se los llevó a Wari para el festival de comida con gatos - pero luego comenzó una consecución de hechos que acabó ahora con no tener ningún gato.

Primero: atropellaron a Gringa.
Segundo: siempre me jactaba de que mis gatos se el adorno de mi barrio, jugaban todas las noches en la pista y veredas, yo me quedaba hasta tarde ahí mirándolas. Lamentablemente un día vinieron unos perros - que desgraciado, disculpando la palabra, puede criar a este tipo de perros - y me bajaron de porrazo a 3 entre ella Misifusa - es que ella se había acostumbrado a pegarle a todos los perros de la cuadra incluido un gran danés - ¡Qué horrible noche aquella! hasta veneno les quería dar pero más me hubiera gustado darle a su dueño creo.
Tercero: una de las que quedó comió veneno que había en mi casa pero no era para ella sino que para los perros les había preparado, vitamina k tuve que darle para que viviera - siempre tengan vitamina k para una mascota envenenada o unas inyecciones que venden los veterinarios para salvarlos - Entonces aprendí, que la venganza nunca es buena.
Cuarto: Mi gata envenenada pero salvada se desapareció, no era difícil suponer que eran los perros otra vez, así la salvé de una pero no de otra. Lamentablemente me dejó un gato con dos semanas de nacido, me volví en madre sustituta: biberón especial, la leche de tarro era la única que le acentaba bien, lavarlo con cuidado, guardarlo todas las noches, mis otros gatos no lo querían recibir. Pero, felizmente sobrevivió.
Quinto: Felizmente pude regalar a unos gatos más, pero me quedaban 3: una grande, una mediana y la chiquita de dos meses. Pero siempre hay un vecino "muy querido" con el que te llevas "tann bien", este sujeto tenía perros que siempre molestaban a mis gatos y el muy desgraciado - por segunda vez disculpando la palabra - no le pareció mejor idea para solucionar el problema que matar a mis mininos.

Así una mañana levanté y encontré a mi gata mediana (Bambina) agonizando, la otra pequeña muerta y la grande sabe Dios por donde que ni la encuentro. No hay mayor tristeza con las mascotas, que verlas agonizando y no poder hacer nada. Y todas estas visicitudes en menos de un año. Ahora, miro por la ventana y no hay quien juegue, ni hay que tener cuidado al caminar porque ya no hay a nadie quien pisar, no hay que preocuparse quien cuidará a los gatos si viajamos, ni maullos en la mañana pidiendo comida, no hay que que mirar en el super mercado la sección mascotas, ni siempre anadar dicindo pero esa comida no les gusta, pongale agua, y peor aún quien malogre mis pantalones y mis sillones afliando sus uñas, ni quienes salgan corriendo cuando llego a mi casa. Así pues termino en el año con un sólo gato (Gringo - hijo de la Gringa), habiéndolo empezado con 6 y en el transcurso haber tenido a más pero haberlos perdido casi todos.

***SISSI***

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